miércoles, 4 de junio de 2014

El gran Zaragoza de Víctor Fernández


El Real Zaragoza vive momentos delicados en Segunda División y no es de extrañar que los más melancólicos recuerden un tiempo pasado que si fue muy glorioso. En la retina queda aquel gran conjunto de la década de los 90, cuando la ciudad olía a ‘delicatessen’ futbolística. Un fútbol plástico y ofensivo que despertaba la admiración hasta de los rivales. Aquel combinado no sólo fue grande por lo que ganó, sino que también dejó una huella imborrable como consecuencia del gran fútbol que practicó bajo el sello de Víctor Fernández, auténtico propulsor de esta obra.

La cúspide llegó con el golazo de Nayim en la final de la Recopa ante el Arsenal. El interior maño cogió un rechace desde el medio del campo y se sacó una volea perfecta que abrazó el cielo para caer de las nubes y rendirse en la portería de Seaman en lo que sería el definitivo 2-1. En ese instante fue como si el arte (el gol de Nayim) se hubiera fusionado con la belleza (el fútbol del Zaragoza). Gracias a la unión de estos factores, aquel 10 de mayo de 1995, España entera vibró y cantó con el triunfo maño. 

Aquel equipo despuntó con un atrevido 4-3-3 en el que Juanmi y Cedrún se repartían los minutos en la portería. Empezó Cedrún siendo titular, pero la eclosión de Juanmi le fue quitando minutos al gigantón meta vasco. En la defensa tres ilustres: Belsué, Aguado y Solana. Tres zagueros legendarios en la historia maña, que junto a Cáceres (ex del Valencia y Celta) formaron un entramado muy sólido. El centro del campo contenía creación (Santi Aragón), brega (Nayim) y mucha llegada (Poyet). El tridente ofensivo estaba formado por Esnáider, Pardeza e Higuera. Tres puntas distintos que complementaban a la perfección sus cualidades para ser un incordio para las defensas rivales. 

En 1988, pocos hubieran imaginado lo que el ayudante de Radomic Antic iba a conseguir años más tarde. Es así como empezó Víctor Fernández, siendo segundo del entrenador serbio en aquella época hasta que en 1990, con tan sólo 30 años, fue elegido para liderar el gran reto de su vida. Muchos pensaron que la apuesta del presidente, Alfonso Solans, iba a pecar de inexperto dada su prematura edad y, precisamente, en la primera temporada éstos casi tienen razón pues pasó muchos apuros para lograr la permanencia. Tuvo que jugar incluso la promoción de descenso, pero finalmente salvó la categoría en un agónica cara o cruz ante el Murcia.

En la posterior temporada, la 91/92, es cuando empezó a coger forma el proyecto de Víctor. Clasificó al equipo sexto y en la 92/93 lo dejó noveno disputando, además, la primera final de Copa del Rey que perdió 2-0 ante el Real Madrid con goles de Butragueño y Lasa. En la siguiente temporada fue cuando llegó el 'boom' al quedar terceros exhibiendo un fútbol espectacular que valió para disputar otra final de Copa y esta vez si ganó. El Celta fue la víctima al caer en la tanda de penaltys tras el 0-0 con el que terminó el partido. Este fue el prólogo de lo que iba a venir a posteriori: la consecución de la Recopa ante el Arsenal en la 94/95. 

Vídeo: El 6-3 del Zaragoza al Dream Team de Cruyff


Esa noche, la de la Recopa, fue el mayor éxtasis de aquel Zaragoza, aunque también hubo partidos memorables como el que se disputó en febrero de 1994 en La Romareda ante el flamante Dream Team. Johan Cruyff hizo de ese Barcelona a uno de los mejores equipos que ha dado el fútbol y no era nada fácil meterle mano. Pues el conjunto blanquillo lo hizo y de que manera. Le metió, nada más y nada menos, que seis goles al Dream Team. Víctor Fernández dispuso ese día el mismo once que derrotó al Arsenal con la única excepción de José Aurelio Gay por Nayim. Once héroes que vapulearon por 6-3 a un Barça que formó con Zubizarreta, Ferrer, Koeman, Juan Carlos; Iván, Amor, Guardiola, Sergi; Bakero, Romario y Laudrup. ¡Casi nada! Un auténtico equipazo a las ordenes de Cruyff que fue vapuleado por un aplastante Zaragoza. 

La Romareda, ese día, disfrutó de lo lindo. Al minuto 15 ya había cantado dos goles obra de Cáceres y Gay. Romario redujo distancias pero Esnaider, con dos tantos, puso el 4-1 antes de irse al descanso. Nada más empezar la segunda parte, Laudrup redujo distancias, pero Higuera y Poyet volvieron a poner tierra de por medio. Romario puso el definitivo 6-3. Así terminó un partido en el que el Zaragoza mató al Barça con mortiferos contragolpes. Estos dos conjuntos fueron, probablemente, los que mejor fútbol practicaron en la década de los 90. Es por eso que la gloria les reservó un lugar privilegiado en la historia.

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