viernes, 18 de octubre de 2013

Dejar las armas por el fútbol

Por Iván Macías


Este verano, Iraq hizo olvidar durante unos días la trágica guerra que vive su país.

El fútbol, concretamente su combinado Sub-20, hizo disfrutar al país y a todo el mundo con un estilo muy atrevido y atractivo. El premio se tradujo en forma de unas históricas semifinales.

En la fase de grupos superó a selecciones, a priori, superiores: Inglaterra, Chile y Egipto. En su primer encuentro, contra Inglaterra, iba perdiendo por 2-0 y, en los últimos minutos, firmaron un 2-2 que supo a victoria. En los dos siguientes partidos, consiguieron ganar a Egipto y Chile contra todo pronóstico y terminaron como líderes de su grupo.  

Llegar a octavos ya era para celebrar. Sin embargo, Iraq, lejos de contestarse, se veía capacitado para dar más y así fue. Llegó hasta el penúltimo peldaño, dejando atrás a Paraguay en octavos y Corea del Sur en cuartos. En semifinales tenía la posibilidad de meterse en la gran final, pero Uruguay le privó del sueño en una fatídica tanda de penaltis. La suerte que le sonrió ante Corea del Sur le fue esquiva esta vez en semifinales. Cayó, nuevamente, en los penaltis y, antes, en el minuto 87 encajó el gol que le llevó a la prórroga. Aunque el mundo del fútbol no tenía nada en contra de Uruguay, todos estábamos con Iraq. Una selección que representa a un país con muchos problemas se merecía una alegría, aunque fuera por el fútbol. Para muchos han sido los campeones, pese a perder el tercer y cuarto puesto por 3-0 ante Ghana. Pese a todo, Iraq ya había ganado. Había conseguido lo que nadie se hubiera imaginado, ni tan siquiera el más optimista de los optimistas.


De sus jugadores, cabe destacar a Humman Tareq en el centro del campo, donde demostró su facilidad para el manejo y dotando a los delanteros de balones en condiciones. En esta mención no podría faltar el ‘8’ del equipo, Mohanad Abdulraheem. Dejó su huella ante Egipto, con un golazo.

Sin embargo, los hombres más destacas estriban atrás. El primero, su portero, Mohamed Hameed, el capitán del equipo. Demostró su gran agilidad, realizando unos grandes paradones que evitaron más de un disgusto. Combinó unas notables actuaciones con algún error en un balón, aparentemente, fácil. Otro pilar con mucho carácter en la defensa, Ali Adnan, con muy buen disparo de zurda e incluso haciendo dos goles en el torneo. Ambos nos hacían recordar a Laurent Blanc y Fabien Barthez, al imitar el característico beso que el defensor le daba al guardameta en la cabeza antes de los partidos. Ante Uruguay ambos chocaron y, pese a ello, siguieron hasta el final del choque con heridas de ‘guerra’. Algo que seguro que desea toda Iraq, que sus heridas solo sean deportivas y no por culpa de los ataques que sufre el país.


Todo el reconocimiento, por lo tanto, a Iraq Sub-20 por llegar a las semifinales. El combinado iraquí demostró que, sin tener nombres, con ganas también se pueden llegar lejos. 

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