La ‘Rojita’ se plantó en los JJOO con un equipazo destinado a copar el medallero. Las expectativas eran altas y, cuanto más lo son, mayor es el batacazo en el caso de ocurrir un fracaso, como el sucedido en este caso.
A casa a las primeras de cambio,
después de caer ante Japón y Honduras en los dos primeros envites. Cierto que
ante los hondureños se mejoró con respecto a Japón pero, ni con veinticuatro
disparos a portería, se pudo marcar. Tampoco ayudó el árbitro, que perjudicó en
este caso, pero este factor no debe servir como excusa. La poca fluidez en el
último pase, unido a la mala fortuna en el remate, han sido los lastres de este
desastre.
Continuar con la misma idea
Pese a este paso atrás, España
debe seguir en el mismo camino, es decir, con el mismo estilo de juego.
Renunciar al toque sería un sin sentido, teniendo en cuenta que jugando así se
ha alcanzado la gloria, tanto a nivel de selecciones absolutas como en
categorías inferiores. No siempre se puede ganar, aunque este fracaso habrá que
analizarlo para no volver a caer en los mismos errores.
En el fútbol, por muy bien que
juegues, si la pelotita no quiere entrar estás perdido…
Ganar es muy complicado y no siempre ocurre, es cierto; pero no han sido sólo la mala fortuna o el arbitraje los que han eliminado a España sino la preparación física del equipo y la actitud en muchos de los 180 minutos que se han visto. Ante Japón, se vio que España no estaba y ante Honduras, durante mucho tiempo, los jugadores seguían sin estar. En los últimos minutos sí hubo un arreón final, un ápice de orgullo, la llamada "furia roja" de antaño. Lo más importante ahora es que este "batacazo" no se vuelva a repetir en el futuro, ponerle remedio y seguir con la misma línea de juego y fútbol que maravilla al mundo.
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